Nuestros padres siempre han trabajado en el caserío y nosotros tambien hemos colaborado. Hace 3 años cogimos el relevo realizando nuevas inversiones y dándonos de alta en agricultura ecológica.

Hay muchas razones: para ser dueño de tu propio trabajo, para trabajar en contacto con la naturaleza, para desarrollar la economía local, para contribuir a la sostenibilad ambiental, social y económica del planeta.

Se trata de un proyecto familiar. No tenemos personas asalariadas contratadas.

Valentina trabaja exclusivamente en el proyecto e Igor lo complementa con otro trabajo. Queremos consolidar el proyecto para poder generar más trabajo.

Vendemos en tiendas, mercados y a particulares.

Toda la producción está certificada como ecólogica, salvo la miel, que de momento no dispone de certificado, aunque la producción de miel es totalmente natural.

El primer año nos costó sacar toda la producción, pero en estos momentos conseguimos vender toda la producción orientándola a los productos que tienen salida.

En nuestro caso el apoyo económico de la administración ha sido importante. Aún así, nunca es suficiente, porque los primeros años hay que realizar muchas inversiones.

Empezamos con BioAlai el año pasado. Valentina es de Gasteiz y tenía conocimiento del proyecto.

No tenemos ninguna queja con BioAlai. Cuenta con equipo muy cercano y amable, con valores compartidos con nuestro proyecto. En nuestro caso, dentro de algún tiempo, entrarán en producción las plantaciones de frutales que hemos realizado. Nos gustaría poder ampliar nuestra oferta de productos en BioAlai.

No podemos tener certezas sobre el futuro, tal y como se ha visualizado con la crisis del Coronavirus. Está claro que el mundo y la humanidad no pueden seguir destruyendo a la naturaleza y a las personas. La única solución es apostar por la agroecológia. Por lo tanto, necesariamente el futuro tiene que incluir nuestros valores o, simplemente, no habrá futuro para el planeta.